DRAGONES Y GUERREROS.
Ahora Sveinbjörn, hijo de Gunnhildur, primer rey en los albores de la antigua Islandia, no tiene más remedio que enterrar a su padre y salir en busca de su asesino; Baldey, el dragón de cuatro cabezas
más grande que haya conocido hombre alguno. Desde que salió del abismo de Gullffos, cuna de dragones, fue destruyendo todo lo que se cruzaba en su camino hasta llegar al reino de Selfoss, donde mató al gran rey. La inteligencia de Baldey es algo fuera de lo común. Como si de un estratega militar se tratara, fue eliminando por sorpresa los principales asentamientos de la tierra de hielo en busca de un claro objetivo: aniquilar la raza humana.
¡Sveinbjörn clama venganza! Acaba de regresar de las montañas del norte con un ejercito de mil hombres y con Bjargar, un inventor de artilugios de guerra famoso por su último invento: la catapulta de fuego.
Al cabo de tres lunas y con menos de cien guerreros, Sveinbjörn regresa arrastrando las cuatro cabezas del dragón por toda la tierra de Islandia. Dos monedas cubren sus ojos, justo tributo para el barquero.
Jiménez